Esta semana ha finalizado el curso de Dirección de Equipos y Coaching que se ha desarrollado a lo largo del mes de octubre y que estaba organizado por Forem.
La idea era que a lo largo de las 25 horas que duraba, los asistentes pudieran tomar contacto con el coaching, no solo para poder plantearlo como una opción laboral de futuro, sino como un enfoque a aplicar en las relaciones profesionales dentro su entorno de trabajo. Como es habitual en Influye, la metodología utilizada ha sido el aprendizaje experiencial, pues seguimos pensando que no hay mejor manera de interiorizar los aprendizajes que viviéndolos y realizando nuestros propios descubrimientos.
Así, hemos trabajado algunas habilidades sociales básicas tanto para el ejercicio de esta disciplina, como para el establecimiento de relaciones interpersonales satisfactorias, como son la escucha activa, la asertividad, el conocimiento del lenguaje no verbal y el feedback. Hemos incrementado nuestro nivel de autoconocimiento reconociendo aquellos talentos que nos hacen únicos, los rasgos que definen nuestra imagen pública, cómo nos comunicamos y nuestra actitud y forma de comportarnos al formar parte de un equipo. Y por último, nos hemos acercado a la compleja dinámica del liderazgo, la gestión de los equipos y su evolución hasta alcanzar un estado de alto rendimiento.
Este tipo de cursos suelen ser una experiencia muy gratificante pues acompañas a los asistentes en los descubrimientos que van produciéndose, los momentos de complicidad que se dan entre personas que no se conocían hasta llegar aquí, el potencial de desarrollo que muestran de cara al futuro y el gran enriquecimiento que aporta la diversidad. Me siento afortunada, pues habitualmente me encuentro con grupos estupendos.
Al final, como dijo Einstein, no tenemos por qué comprender el ancho mundo, solo encontrar nuestro camino en él.
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