Observar nuestro momento emocional, aprender a expresar nuestros sentimientos sin agresividad y sin culpabilizar a nadie
ponerle nombre a nuestras emociones, comprenderlas y saber regularlas, es sin duda uno de los mayores retos del ser humano.
Es en estos momentos en los que palabras como incertidumbre, inestabilidad, cambio, miedo, inseguridad, se apoderan de nuestros pensamientos y sentimientos, quizás es hora de reflexionar, acerca de qué dicen de mi y de mi relación con el entorno y de esta manera transformarlas en palabras como empatía, escucha, aprendizaje, adaptabilidad, confianza, motivación…
Nuestros talleres persiguen Crear conciencia de la importancia que tienen los estados emocionales en nuestras relaciones sociales. Trabajar estas habilidades personales, supone una poderosa herramienta para fomentar la motivación interna de los equipos, la implicación de estos con la organización a la que pertenecen, el desarrollo y la potenciación de las relaciones personales entre colaboradores y responsables.
Si aplicamos este aprendizaje a nuestra vida, el resultado suele ser un mejor rendimiento laboral, mejora en la calidad de vida y en el nivel de felicidad.
Se ha demostrado que la competencia de un Líder viene determinada en gran medida por cómo resuelve sus emociones, de su liderazgo emocional.
Los líderes con altos niveles de I.E. generan un entorno de trabajo mucho más positivo, comprometido y eficaz, en definitiva impactan en sus equipos no sólo en el Qué sino también en el Cómo.
De cómo nos lideremos nosotros, dependerá el tipo de liderazgo que ejerzamos con nuestros colaboradores y el impacto en la organización, y por consiguiente en clientes y proveedores.
Aplicarlo en nuestra vida, contribuye a nuestra felicidad.
Objetivos:
Tomar conciencia
Dotar de estrategias y metodología
Aplicaciones prácticas
Contenidos de los talleres
Emociones, sentimientos, estados de ánimo; dualidad mente-razón, competencias emocionales; herramientas prácticas de gestión, Liderazgo emocional, entornos de aplicación dentro de la organización, la gestión en el proceso comunicativo y de negociación.
Plan de Desarrollo Emocional (PDE). Al inicio del programa el alumno selecciona una habilidad o competencia emocional que desee mejorar. Establece un plan de acción que irá trabajando de forma individual. A lo largo de este proceso la persona elige a alguien, que le pueda dar feedback y valore su desarrollo en todo el proceso. El facilitador está en todo momento de apoyo en el proceso.
De esta manera el programa se convierte en un proceso Experiencial, donde la persona aprende además, experimentando.
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