En Marzo volví a la Universidad del Externado, en Bogotá, impartiendo el modulo de Gestión del Cambio y la transformación Organizacional en la Maestría en Gestión Humana y Desarrollo Organizacional. Como ya os conté, en mi anterior visita en julio pasado, se trata de una universidad laica y privada, fundada a mitad del siglo XIX.
En esta ocasión fueron seis días de clase con este preparado grupo de alumnos y alumnas que se encuentran ejerciendo sus funciones en el área de personas, en empresas repartidas por toda Colombia.
Más tiempo para conocer este país, y mezclarme con otras personas ajenas a la Universidad y relacionadas con otros ámbitos, asistiendo a una tertulia radiofónica en la Universidad Santo Tomás, sobre educación, y compartir con contactos de prensa, proporcionados por amigos del ramo, de España.
Gente abierta, educada y abierta.
Tuve tiempo de recorrer el mercado de artesanía de “las pulgas” en Usaquén y tocar de cerca esta urbe de más de ocho millones de personas.
La siguiente semana, me desplacé a Cúcuta, en el departamento de Santander, al norte, y justo en la frontera con Venezuela, compartiendo dos pasos fronterizos, que en mi visita se encontraban cerrados con motivo de la crisis que vive el país vecino. La visita respondía a una invitación de la Universidad Simón Bolivar para impartir el módulo de Gestión del Talento Humano, en la Maestría en Administración de Empresas.
Las diferencias eran notables, comenzando con el clima (30 grados) y una Universidad más popular y conectada con la comunidad. Con cuatro facultades, y muy accesible a los jóvenes que luchan duro para tener acceso a una educación posterior, pues en Colombia, las universidades públicas escasean y es muy difícil entrar por su exigencia, y normalmente a las privadas solo puede acceder un numero restringido de jóvenes por el elevado precio.
No es el caso de esta Universidad, (extensión de la central que se encuentra en Barranquilla) donde las matrículas son populares y el trato con profesores y personal de la institución, cercano y cordial. Me encontré muy bien tratado, con cariño y respeto y tuve siempre pendiente de mi, al profesor Gilberto Cabra y a su compañero Nelson (los dos a mi derecha en la foto donde aparecemos en una reunión de presentación de la Universidad. Muchos de los estudiantes eran funcionarios de la propia universidad y las clases las adaptamos a sus demandas, partiendo de un programa base.
Espero tener la oportunidad de volver a ese estupendo país, si ellos quieren.
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